Las cartas del Tarot me rozaron las manos en varias oportunidades. De pequeña, inmiscuyéndome en el mundo adulto, entrometiéndome en las reuniones de mi abuela paterna y, pegadita a su amiga devenida en mi madrina, le hice preguntas al Tarot. Adolescente, me parecía que debía ser tan difícil leerlas, tan especial. Hace un año, analizando mi carta natal, la astróloga y bruja Viviana Rodriguez me dijo “¿Por qué no estudiás Tarot?” La intuición, propia de mi ser y que había acallado, me llevó hasta Victoria Arderius con quien me formé en el 2015. Cada tanto me preguntaba “¿Cómo no se me ocurrió antes?” Y claro, siempre se me ocurrió, pero las cartas supieron llegar en el momento en que mejor preparada estaba para recibirlas: asumiendo mi arquetipo de Sacerdotisa, reconociendo el salto del Loco, encaminada a mi deseo de Emperatriz.